Santiago de Compostela

Por fin llegó el día, ya necesitaba unos días de descanso. Bueno, precisamente de descanso no son, porque a la vuelta de la Semana Santa tengo los exámenes finales.... Si, no es lo normal, pero es cosa del plan de Bologna, que me está haciendo la vida imposible; pero bueno, esto es otro tema que ya comentaré otro día.

Ahora estoy de vuelta en Santiago, tengo que estudiar pero a mi ritmo, que hay tiempo para todo. Llevaba mes y medio sin venir y ya echaba de menos pasar unos días aquí, la comida de mi mamá, olvidar las prácticas, dormir hasta tarde... y claro, entre todas esas cosas, ver a los amigos (a los que esten aquí, que también los hay que se marchan de vacaciones... ¡qué oportunos!).


No había que ser muy espabilido para saber que, una vez fuera, iba a echar mi casa y mi ciudad de menos, pero no de esta manera. Aquí las cosas son de otra manera: en Barcelona todo va deprisa, non tienes tiempo para pensar en nada, si te paras a pensar ya hay algo que estás dejando de hacer; en Santiago no, aquí todo va más despacito; en Barcelona hay jaleo a todas horas, en Santiago reina la tranquilidad...

Es por eso que es un placer volver a Santiago, no sólo por las cosas que tiene (los amigos, la comida de mi mamá...), también por las que no tiene: barullo, trabajo a barrer, estres...

Sen máis...

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Fogar do Chimpín, 2008
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