Nuestro protagonista, pi; además de trascendente (decimos que son trascendentes aquellos números reales que no son raíz de ningún polinomio) parece ser que es normal, que significa que su expansión decimal es aleatoria, en el sentido que los diez dígitos aparecen con igual frecuencia, y por lo tanto tiene las mismas propiedades que una secuencia fruto del azar.
Entonces, dada una sucesion concreta de n dígitos en pi, la probabilidad de que una secuencia cualquiera de n dígitos coincida con la que buscamos es de 1 entre 10 elevado a n. Para n mayor que 5 es practicamente despreciable, pero siempre mayor que 0, por lo que siempre existe esa posibilidad.
Así pues, la codificación completa de El Quijote en estéreo y tsuahiri está dentro de pi, y por si fuera poco, a continuación de la saga completa de la serie Dragon Ball Z. También está el número de la lotería de la semana que viene, y este mismo artículo que estoy escribiendo ahora y el que pienso escribir mañana, así que voy a pensarme seriamente si escribirlo o sencillamente daros su posición en pi para que lo descifreis vosotros si teneis interés; así como cualquier información que dispone la humanidad, que no son sino secuencias finitas de dígitos en algún código.
Una explicación más intuitiva y de andar por casa es la que me he encontrado en un artículo de
Microsiervos sobre esta cuestión:
Si pones a infinitos monos a aporrear cada uno una máquina de escribir, alguno de ellos escribirá El Quijote. Aunque la mayor parte de los monos sólo conectará letras sin ningún sentido, seguro que serás capaz de encontrar alguno que ha escrito obras cumbres de la literatura universal... ¿Por qué no? Al fin y al cabo, infinitos monos son muchos monos.
Es difícil de creer, pero es más fácil si os muestro un ejemplo. En el artículo de
Microsiervos anterior, encontré también este
buscador de teléfonos en pi, es decir una web donde introduces una secuencia de 7 dígitos y nos da la posición decimal de pi en la que la ha encontrado.
Así, podemos dar nuestro número de teléfono de dos formas: con las cifras del mismo o diciendo la posición decimal de pi en la que aparece. Pero para ambas cosas necesitaremos, casi con toda probabilidad, luego no se ahorra información. Y lo mismo sucede con la codificación de los sucesos mencionados anteriormente, que empezarán en un puesto tal que nos compresará expresarlos codificados en otro sistema más intuitivo. Así es fácil comprender que pi no contenga mucha información, pues
al estar todo en pi, non hay nada en pi.
Lo preocupante es, como escribió
Tio Petros, que algún día alguién encontrará el puesto en el que comienza alguna codificación de la frase
Yo soy el camino, la verdad y la vida en hebreo, y entonces, a ver quien es el guapo que convence a la gente que nosotros ya sabíamos que esa frase estaba dentro de pi, pero que no significa nada.